Sagunto, fue la “Arse” de los íberos, “Saguntum” para los romanos, conserva en su núcleo primitivo abundantes restos arqueológicos y monumentales que dan fe de su importancia en el mundo antiguo. La antigua ciudad de Sagunto ha sido declarada Bien de Interés Cultural.
El asedio de Aníbal a la población ibérica de Arse conmovió a la ciudad de Roma, que la transformó en villa predilecta. En la colina desde la que la ciudad domina la huerta valenciana, se encuentra un castillo de casi un kilómetro que contiene un amplio espacio interior, rodeado por murallas de trazado romano y medieval. El castillo, básicamente árabe, conserva restos íberos y romanos. Su recinto alargado, dividido en siete plazas, conserva partes del foro, cisternas, murallas y muros de contención, la basílica, la curia o los “tabernae” de época romana.
Su teatro romano, construido en el s. I, está declarado Monumento Nacional. Se edificó aprovechando la concavidad de la montaña y ofrece unas condiciones acústicas excepcionales. Su gradería, formada por dos cáveas semicirculares excavadas en la roca, daba cabida a seis mil espectadores; la escena medía unos 54 metros de largo por 6,5 metros de ancho, y el frente del edificio, cerca de 90 metros.
Táutalo, el sucesor de Viriato, intentó tomar Sagunto en el 139 a. C., pero el ataque fue rechazado.
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